5 usos de la radioterapia que no conocías

5 usos de la radioterapia que no conocías

Probablemente, salvo que ya conozcas bien esta disciplina, cuando escuchas la palabra "radioterapia" se te viene a la cabeza esta especialidad como tratamiento para el cáncer, y no te equivocas, ya que es una de las principales técnicas y más efectivas del tratamiento de las temidas enfermedades neoplásicas.

La radioterapia en medicina fue descubierta por la doctora en física y premio Nobel Marie Curie en 1898. La Dra Marie Curie descubrió el elemento Radio (número atómico 88) y lo combinó con los rayos X descubiertos por Wilhelm Conrad Roentgen en 1895, para crear un tipo de tratamiento médico basado en radiación ionizante que utiliza rayos de alta energía o partículas para destruir células cancerosas. Ha evolucionado tanto hasta ahora que hoy en día se consigue una gran precisión y un daño mínimo a los tejidos sanos, gracias a su aplicación a través de grandes aceleradores lineales de partículas, conocidos como LINACs.

Pero la radioterapia ha avanzado tanto, que se ha descubierto que ya no sólo es válida para tratar el cáncer, si no que tiene otras utilidades médicas muy potentes, y aquí te las contamos.

1) Tratamientos de cicatrices queloides

Las cicatrices queloides son un tipo de cicatriz hipertrófica que se caracterizan por su crecimiento excesivo más allá de los límites de la herida original. Suelen ser comunes tras cirugías, quemaduras o heridas graves, aunque hay personas más predispuestas genéticamente que otras.

El principal problema en el tratamiento de este tipo de cicatrices, es la facilidad para que vuelvan a reproducirse, ya que tienen una alta capacidad de regeneración por mitosis de sus fibroblastos.

Para la eliminación de estas lesiones, primero se elimina el exceso de cicatriz con cirugía y posteriormente se aplica la radioterapia para evitar su reproducción. La radioterapia actúa sobre las cicatrices queloides interfiriendo con el proceso de formación y crecimiento del tejido cicatricial. Mediante el uso de dosis bajas de radiación dirigida, se reduce la actividad de los fibroblastos, las células responsables de la producción del colágeno que forma las cicatrices sobre la herida. Además, la radioterapia ayuda a moderar la respuesta inflamatoria que acompaña a la formación de estas cicatrices, por lo que al limitar tanto la proliferación celular como la inflamación, contribuye a aplanar y suavizar la cicatriz queloide, reduciendo su tamaño y mejorando tanto la apariencia como los síntomas asociados, como la picazón o el dolor.

Cicatriz queloide.
Fuente: meditip.lat

2) Neuralgia del trigémino

La neuralgia del trigémino es una afección neurológica crónica caracterizada por un dolor intenso y punzante en el rostro, considerado uno de los dolores más agudos y debilitantes que puede experimentar un ser humano.

Este dolor se origina en el nervio trigémino, que es uno de los nervios craneales más importantes y se encarga de transmitir las sensaciones de la cara al cerebro. Los ataques de dolor pueden ser desencadenados por actividades cotidianas como hablar, comer, o incluso por el viento, y suelen ser tan severos y repentinos que se describen como una sensación de shock eléctrico. La intensidad y la frecuencia de estos episodios dolorosos pueden ser tan abrumadoras que impactan significativamente en la calidad de vida del paciente, llevándolo a estados de ansiedad, depresión y, en casos extremos, pueden conducir a pensamientos o actos suicidas.

Esta afección, por su impacto devastador en la vida de quienes la padecen, requiere de un manejo cuidadoso y compasivo, enfocado tanto en el alivio del dolor como en el soporte emocional y psicológico del paciente.

Para el tratamiento con radioterapia se utiliza la radiocirugía estereotáctica, específicamente la técnica conocida como Gamma Knife o cuchillo gamma, que dirige haces de radiación de alta precisión al nervio trigémino en el lugar donde se cree que está siendo comprimido o irritado, usualmente cerca de su origen en el cerebro.

Esta radiación se administra en una sola sesión de alta dosis, y su objetivo es dañar selectivamente la raíz del nervio trigémino para bloquear las señales de dolor. El efecto no es inmediato, puede tardar semanas o incluso meses para que el paciente experimente alivio completo del dolor, pero ofrece una alternativa menos invasiva a los procedimientos quirúrgicos, con una recuperación más rápida y menos complicaciones.

Sin embargo, no está exenta de riesgos y posibles efectos secundarios, como entumecimiento facial o disminución de la sensibilidad, por lo que la decisión de utilizarla debe tomarse tras una cuidadosa evaluación por parte de especialistas en el manejo del dolor y neurocirugía.

3) Enfermedades inflamatorias, como fascitis plantar o artritis

La radioterapia también puede ser eficaz en el manejo de ciertas enfermedades inflamatorias no malignas.

El mecanismo subyacente se basa en la capacidad de la radiación de baja dosis para modular el sistema inmunitario y reducir la inflamación, la radiación actúa alterando las funciones de las células inmunitarias y disminuyendo la liberación de citoquinas proinflamatorias, lo que a su vez reduce la inflamación y el dolor en los tejidos afectados. Este enfoque se aplica en afecciones como la artritis reumatoide, ciertos tipos de tendinitis y bursitis, fascitis plantas y en trastornos de la piel como el eccema y la psoriasis.

En estas enfermedades, el tratamiento se administra en dosis mucho más bajas que las utilizadas para el tratamiento del cáncer, minimizando así los riesgos de efectos secundarios. En general, el uso de la radioterapia para el tratamiento de enfermedades inflamatorias se reserva para casos en los que los tratamientos convencionales no han tenido éxito, dada la preocupación por los riesgos potenciales a largo plazo asociados con la exposición a la radiación.

4) Tratamiento de malformaciones arteriovenosas

Las malformaciones arteriovenosas (MAV) son anomalías congénitas que resultan de un desarrollo anormal de los vasos sanguíneos durante el crecimiento fetal. Estas malformaciones afectan la conexión normal entre arterias y venas, ya que las arterias se conectan directamente con las venas sin pasar por los capilares. Esta conexión directa impide la transferencia lenta de oxígeno y nutrientes que normalmente ocurre en los capilares.

Cuando las MAV se localizan en el cerebro, los síntomas pueden incluir dolores de cabeza y/o convulsiones. En otras partes del cuerpo, los síntomas pueden ser menos evidentes, pero a menudo incluyen dolor o hinchazón.

El principal riesgo asociado con las MAV es la hemorragia, dado que las paredes de las venas afectadas son más débiles que las de las arterias y no están preparadas para manejar la alta presión arterial. Esto incrementa el riesgo de rupturas y sangrados, que pueden ser graves y potencialmente mortales, especialmente si la MAV se encuentra en el cerebro o la médula espinal.

El tratamiento de las (MAV), especialmente en el cerebro, puede realizarse de manera segura y efectiva con un tipo especial de radioterapia llamado radiocirugía estereotáctica, como el tratamiento con Gamma Knife, al igual que en el caso de la neuralgia del trigéminio.

El objetivo es que la radiación provoque una reacción en los vasos sanguíneos anormales que los haga cicatrizar y cerrarse. Este método es mucho menos invasivo que una cirugía tradicional, lo que significa menos riesgos y molestias para el paciente y es especialmente útil para tratar MAV que son difíciles de acceder mediante cirugía o que tienen un alto riesgo de complicaciones si se tratan con métodos más invasivos. 

5) Enfermedad de Dupuytren y enfermedad de Ledderhose

Las enfermedades de Dupuytren y Ledderhose son muy similares, ya que ambas afectan al tejido de la fascia, pero difieren en su ubicación: la primera afecta a las manos y la segunda a los pies. Ambas se caracterizan por la formación de nódulos y bandas fibrosas que pueden ser dolorosas y dificultar el movimiento. En el caso de la enfermedad de Dupuytren, es característico que los dedos, generalmente el anular y el meñique, se contraigan hacia la palma de la mano.

En ambos casos, la radioterapia de baja dosis se aplica en las áreas afectadas para reducir la formación y el crecimiento de nódulos y bandas fibrosas. La radiación actúa interfiriendo en el proceso de proliferación de los fibroblastos, que son las células responsables de la formación del tejido fibroso. Al disminuir la actividad de estos fibroblastos, la radioterapia ayuda a prevenir la progresión de la enfermedad y puede reducir el tamaño y la rigidez de las contracturas existentes. Este tratamiento es más efectivo en las etapas tempranas de ambas enfermedades, cuando el tejido aún no se ha endurecido completamente.

Enfermedad de Dupuyten
Fuente: doctorponce.com

 

Y tu, ¿Conoces más usos de la radioterapia?

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4 comentarios

Me encanta el artículo. He descubierto usos de la radioterapia que no conocía, es muy interesante.

Paula

Que interesante, no sabia mucho de este tema y me ha sido entender, gracias espero q publiquen más temas relacionados

Rocio Chirito

Que interesante, no sabia mucho de este tema y me ha sido entender, gracias espero q publiquen más temas relacionados

Rocio Chirito

Otro tema muy innovador para mí y muy interesante.
Fácil de lectura y comprensión.Graciasssss

Edurne leiro

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