¿Por qué el fentanilo te hace parecer un zombie?

¿Por qué el fentanilo te hace parecer un zombie?

Mike Munay

Si alguna vez has visto las noticias sobre la crisis del fentanilo en Nueva York, tal vez te hayas preguntado si estabas viendo un episodio de The Walking Dead por error, imágenes repletas de personas encorvadas hacia adelante, casi suspendidas en el aire como zombis a mitad de paso.

Keep calm my friend, no es el casting de una peli de terror de serie B: son personas reales bajo los efectos del fentanilo, esa droga potente de la que ya hablamos en un artículo anterior sobre por qué es tan peligrosa.

Bromas aparte, estas posturas típicas del fentanilo, aunque también pueden suceder con otras drogas o combinaciones de varias, se han vuelto un símbolo visual de esta crisis actual de adicción a los opioides por lo extrañas y preocupantes que son.

Las posturas del fentanilo

Estas posturas inverosímiles se han asociado popularmente al consumo de fentanilo, aunque no son exclusivas de esta sustancia. Ver a alguien encorvado así no permite saber con certeza qué droga tomó, ya que podría ser fentanilo u otro depresor, e incluso una combinación de varias drogas. A menudo se trata de la mezcla de ambas, donde el fentanilo de fabricación ilegal viene mezclado con otros sedantes como la xilacina (el famoso tranquilizante veterinario apodado droga zombi). Estas sustancias provocan una sedación extrema y su combinación genera unos efectos extremadamente graves.

¿Qué le pasa al cuerpo? Básicamente, la persona está semiconsciente y muy sedada. Los opioides como el fentanilo ralentizan el sistema nervioso central, haciendo que el individuo se vuelva letárgico y somnoliento, con pulso y respiración más lentos. La xilacina, por su parte, potencia aún más ese efecto tranquilizante. El resultado es que el consumidor “cabecea” de pie: comienza a dormirse aunque esté despierto, perdiendo parcialmente el tono muscular. 

Sin embargo, la razón principal por la que adoptan estas posturas tan peculiares, en lugar de caer completamente al suelo, radica en que estas drogas provocan una reacción dual en la musculatura, ya que mientras ciertos grupos musculares quedan totalmente relajados (causando esa apariencia flácida y colgante), otros grupos musculares entran en estado de rigidez involuntaria.

Esto genera una especie de equilibrio precario, lo que permite que las personas se mantengan en pie, aunque parezcan suspendidas en el aire como auténticos zombis urbanos. Farmacología en acción, tristemente visible en plena calle.

Los opioides como el fentanilo deprimen el sistema nervioso central, reduciendo el tono muscular global. Sin embargo, en algunos grupos (especialmente músculos posturales profundos) puede producirse una rigidez paradójica, que se cree mediada por una desinhibición de neuronas motoras en la médula y el tronco encefálico. En medicina esto es conocido como “opioid-induced muscle rigidity”, un efecto descrito sobre todo con dosis altas de fentanilo y sus análogos.

Grupos musculares que tienden a volverse más rígidos

  • Extensores paravertebrales y de la espalda: suelen presentar rigidez, lo que mantiene el tronco relativamente “sostenido” aunque la persona esté profundamente sedada.
  • Extensores de las piernas (cuádriceps y glúteos): pueden presentar cierto grado de espasmo o hipertonía, ayudando a que la persona no se derrumbe completamente.
  • Mandíbula y músculos del cuello: algunos opioides, especialmente en dosis altas, producen rigidez cervical (similar a lo que se observa con la “wooden chest syndrome”, una rigidez torácica inducida por opioides potentes).

Grupos musculares que tienden a volverse más laxos

  • Flexores cervicales y de tronco: se relajan, causando la típica postura de “cabeza colgante” y el encorvamiento del cuerpo hacia adelante.
  • Brazos y manos: los músculos de las extremidades superiores pierden tono, por eso los brazos cuelgan inertes.
  • Músculos faciales: caen, dando la apariencia de “cara dormida” o inexpresiva.

¿Son evitables esas posturas?

Viéndolo así, la pregunta del millón: ¿Se pueden evitar esas poses de “muñeco zombie” bajo los efectos del fentanilo? La única forma infalible es clara, no consumir fentanilo ni opioides de forma indebida. Suena obvio, pero es la verdad: un opioide tan potente inevitablemente causa sopor extremo. Dicho eso, hay medidas de reducción de daños para evitar terminar doblado en una esquina (o algo peor):

  • No consumir a solas de pie en la vía pública: Si una persona va a usar (lo cual desaconsejamos, pero seamos realistas), es menos peligroso que esté sentada o recostada en un lugar seguro. Por ejemplo, en sitios con programas de consumo supervisado, la gente puede permanecer sentada o vigilada, reduciendo el riesgo de caerse o lastimarse si se “duermen”. Desde luego, lo ideal es que no consuman en absoluto, pero un entorno controlado al menos evita que acaben como estatuas humanas en la calle.
  • Cuidar las dosis y pureza: Con el fentanilo no hay margen de error. Una cantidad mínima de más puede sedarte al extremo. Además, en la calle es frecuente que venga adulterado con xilacina u otras sustancias, haciendo más impredecible el efecto. Por tanto, no hay forma “segura” de dosificar uno mismo. Pero ser consciente de que mezclarlo con otros depresores es receta para el desastre ayuda: por ejemplo, evitar combinar fentanilo con benzodiacepinas disminuye la probabilidad de una sedación tan profunda. Cualquier mezcla de sustancias que potencian la depresión del sistema nervioso (alcohol, calmantes, etc.) aumentará el riesgo de terminar inconsciente o con sobredosis.
  • Tener compañía y un plan de emergencia: Estas posturas son la antesala de una posible sobredosis. Si alguien aún se mantiene medio en pie pero extremadamente aturdido, en cualquier momento podría perder el conocimiento. Por eso, nunca se debe consumir opioides en soledad. Un acompañante sobrio que pueda reconocer una sobredosis y actuar (llamar a emergencias y administrar naloxona) puede salvar la vida. En lugares como EE.UU. incluso reparten kits de naloxona (Narcan) gratis a usuarios y allegados, precisamente para evitar que un “mal viaje” termine en final trágico.

¿Qué hacer si te has pasado de la raya con el fentanilo?

Imaginemos que, pese a todas las advertencias, alguien “se pasó de la raya” con fentanilo y está entrando en ese estado de semi-inconsciencia peligrosa. Aquí no valen regaños sino actuar rápido. Estos son los pasos clave:

  • Pide ayuda médica de inmediato: Llama al número de emergencias (112 en España, 911 en EE.UU. u otro según el país) en cuanto sospeches que alguien sufre una sobredosis de opioides. Si la persona está inconsciente, respira muy lentamente, o no responde, son señales claras de alarma.
  • Administra naloxona (Narcan) si está disponible: La naloxona es un medicamento antagonista de opioides que revierte rápidamente la sobredosis. Viene usualmente en forma de aerosol nasal fácil de usar. En Estados Unidos, ya se vende Narcan sin receta en farmacias debido a la magnitud de la crisis. Esta sustancia puede restablecer la respiración normal en 2–3 minutos bloqueando los efectos del fentanilo en el cerebro. Es literalmente un salvavidas en forma de spray. Si tienes un kit a mano, no lo dudes: administra una dosis de naloxona inmediatamente (se rocía en la nariz del afectado). Nota: La naloxona no tiene efecto negativo si la persona no tenía opioides, así que más vale usarla por precaución incluso si no estás 100% seguro de la causa. En casos de fentanilo fuerte, pueden ser necesarias múltiples dosis, porque es una droga muy potente.
  • Mantén a la persona despierta y vigilada: Si aún está semi-consciente, háblale fuerte, intenta estimularla para que no se duerma completamente. Colócala en posición lateral de seguridad (de lado) para evitar asfixia en caso de vómito, y nunca la dejes sola. Supervísala hasta que llegue la ambulancia.
  • No dudes ni esperes: Cada segundo cuenta. El fentanilo puede deprimir la respiración hasta el paro en cuestión de minutos. Muchas muertes ocurren porque nadie reaccionó a tiempo.

Por último, si tú mismo has consumido fentanilo y notas que “te estás pasando” (mareos extremos, dificultad para mantenerte consciente), pide ayuda de inmediato. Llama tú o dile a alguien cercano lo que ocurre. No tengas miedo de buscar asistencia médica. En muchos lugares existen leyes que protegen a quien llama para reportar una sobredosis. Recuerda: la prioridad es sobrevivir. Ya habrá momento de buscar ayuda para la adicción, pero primero hay que evitar que esa postura de zombi se convierta en una tragedia.

Reflexión sobre la crisis del fentanilo y sus daños en la sociedad

Las escenas de personas dobladas como zombis son solo la punta visible del iceberg de la crisis del fentanilo. Detrás de cada video viral hay una realidad dolorosa, miles de vidas al borde del abismo por una sustancia 50 veces más potente que la heroína. En Estados Unidos, se estima que casi 200 personas mueren cada día por sobredosis de fentanilo. Un ritmo escalofriante, equivalente a un avión lleno de pasajeros estrellándose cada 24 horas. Dos tercios de las más de 100.000 muertes por sobredosis registradas en 2021 se atribuyeron a opioides sintéticos como el fentanilo. Y el problema no se limita a EE.UU.: esta “pandemia de opioides” se expande por el mundo, de Norteamérica a Europa.

El impacto social es devastador. Comunidades enteras sufren la pérdida de jóvenes, padres y madres, amigos y vecinos. Los sistemas de salud y servicios sociales se ven desbordados atendiendo emergencias, tratando adicciones y sus secuelas. Las calles de algunas ciudades emblemáticas, como Los Ángeles, Filadelfia o Nueva York, exhiben esa cruda imagen de personas viviendo una pesadilla a plena luz del día, encorvadas bajo puentes o en las aceras. Detrás de cada “zombi” hay un ser humano cuya vida ha sido tomada como rehén por la adicción. Muchos de ellos enfrentan además pobreza y enfermedades mentales, lo que crea un círculo vicioso difícil de romper.

La presencia de fentanilo adulterado con xilacina agrava aún más la situación. No solo intensifica esas posturas de inconsciencia, sino que causa lesiones horribles en el cuerpo (llagas que pueden llevar a amputaciones) y no responde a la naloxona en cuanto a la depresión respiratoria. Según la DEA, alrededor del 66% de las muertes por sobredosis recientes en EE.UU. involucran esa combinación letal de fentanilo + xilacina. Es una tormenta perfecta de drogas que está cobrando vidas a un ritmo alarmante.

¿Qué podemos extraer de todo esto? Primero, que estas posturas raras no son para nada “graciosas” en el fondo, sino síntomas visibles de una emergencia de salud pública. Son una llamada de atención sobre la necesidad de actuar: con más educación, más prevención y más tratamiento. Segundo, que la empatía y la información son nuestras mejores armas. En lugar de solo viralizar las imágenes con morbo, conviene entender la ciencia detrás y difundir cómo ayudar. Tercero, que hace falta un enfoque integral y multidisciplinar para tratar y erradicar estas adicciones y salvar a la gente que vive atrapada en ellas.

La crisis del fentanilo nos reta como sociedad a no mirar hacia otro lado. Es fácil sentir rechazo al ver a alguien en “pose de zombi”, pero es mucho lo que está en juego. Cada individuo encorvado en la acera es una vida que aún podría recuperarse con la ayuda adecuada. Reconocer la humanidad detrás de esas posturas es el primer paso. El segundo paso es exigir y apoyar políticas inteligentes basadas en evidencia científica para enfrentar la epidemia: mejores programas de tratamiento de adicciones, acceso a salud mental, control de la distribución de fármacos, cooperación internacional para frenar la producción de fentanilo ilícito, y así sucesivamente.

Ojalá en el futuro estas escenas macabras desaparezcan de nuestras calles y queden solo como un recuerdo de una crisis superada, esa sería la foto final más feliz que podríamos imaginar.

Referencias

  • Rubio, I. (2023, 28 de noviembre). “Estos son los zombies de la vida real”: qué efecto tienen el fentanilo y otras drogas en la postura corporal. Factchequeado.

  • N+ (2024, 5 de diciembre). Crisis por Fentanilo: Los efectos que provoca la “droga zombie” en consumidores del mundo. N+ Internacional.

  • Belchi, A. (2023, 18 de abril). Fentanilo, el opioide que mata a 200 personas cada día en Estados Unidos. Voz de América.

  • Associated Press (2022, 28 de noviembre). Fentanyl’s scourge plainly visible on streets of Los Angeles. AP News.

  • Colby, D. (2023, 8 de agosto). Estos son los mitos sobre el fentanilo (UC Davis Health). (Entrevista en UC Davis Health).

Regresar al blog

Deja un comentario

Y se acabó el artículo :(

Esperamos que te haya gustado y que hoy sepas un poquito más de ciencia.

No te olvides de seguirnos en nuestras redes sociales para enterarte de cuando sale cada artículo nuevo.

https://www.linkedin.com/company/the-science-driven-company/

https://www.instagram.com/science.driven

https://www.tiktok.com/@science.driven

https://www.youtube.com/@Science.Driven